lunes, 15 de noviembre de 2010

GÜEDON´S ISLAND VII (si esto fuera Harris Poters, lo dividiría en 2)

Abrir mi regalo y encontrarme con aquella moneda me produjo una oleada de sensaciones que creí haber dejado encerradas en el baúl de los recuerdos.Parece que el asesino me conoce demasiado bien.

Procuré gastar alguna broma y desviar la atención a mi persona. No me van a ver afectado por todo esto. No lo harán.

Recuerdo esa moneda. ¿Cómo no la voy a recordar? Pero tiene sus demonios colgando de ella... hace tiempo atrás.


7- Un trueque, un recuerdo, la pérdida y el descubrimiento

Mi madre siempre solía mandarme a por recados de pequeño. Yo me quedaba con el dinero sobrante y, a escondidas, subía las calles de mi pueblo para ir a los recreativos y pasar un rato lejos del tenso hogar.

Quiero a mi madre. Quiero a mi padre. Pero estar allí con ellos me estaba matando. Sabían que era diferente, incluso antes que yo. Lo sabían y no podían soportarlo. Nunca me dijeron nada directamente, pero esas caras..., esos gestos... Simplemente, no podía estar allí, saber que me juzgaban, que les daba vergüenza, que sentían que era un punto fijo en el radar de los cotilleos de barrio sin hacer yo nada para provocarlos,...

Cuando no tenía más remedio, me encerraba en mi cuarto y veía la televisión. Algunas veces podía ir a casa de mi tía y conectarme a internet. Por aquel entonces ya era un poco más mayor y, en cierta forma, aprendí a equilibrar mis sentimientos tapándolos en el fondo de mi mente y mostrándome alegre en el exterior. No quería herir a mis padres. ¿Cómo decir a alguien que amas que te está destrozando la vida?

Mi tía tenía dos caras. La amable me permitió estar horas frente al ordenador y conocer mundo. Concretamente, hubo una cosa que me fascinó y cambió mi percepción de todo. Un artista olvidado por el tiempo cuyas obras no pudieron ser rescatadas al 100% pero que algunos se ocupaban de mantener vivas, de alguna forma. Una esperanza llamada Gúedon.

La otra cara, la que aparecía cuando bebía demasiado, me proporcionó algún episodio violento que prefiero no recordar. Ni siquiera se lo conté a mi mejor amigo.

Es muy triste que la única persona que me conocía como realmente era estuviera trás la pantalla, al inicio, y trás el papel más tarde. Nos escribíamos contandonos los sueños, el día a día, todo lo que parecía ser la leyenda urbana de Gúedon y su némesis, etc..

Un buen día sus cartas dejaron de llegar. Creo que fueron mis padres, pensando en cosas que no eran ciertas, seguramente. En aquel momento los odie con toda mi alma, por arrebatarme el único pedazo de vida que poseía.

Semanas después, murieron en un accidente de coche trás una intensa lluvía. Creo que aún conservo la sensación de culpabilidad.

Recuerdo estar en la cama, sin querer comer ni dormir, sin hablar ni llorar. Y recuerdo el sonido de una carta deslizandose por mi puerta con suavidad. ¿Sería posible que me hubiera escrito mi amigo? Perdí el contacto desde lo de mis padres. ¿Sería él?

Fuí veloz, la abrí y no contenía ningún texto. Sólo una moneda brillante y plateada con la cabeza del tal Güedon grabada en ambas caras de la misma.

Así que conservé ese regalo y miré hacía delante. Y la vida me ha traido aquí. Y ahora sé que el que nos ha juntado en este Hotel sabe de mi; Probablemente sepa de todos. Mucho más de lo que creemos.

- Cuchi, nenas. Dejad de golfear. Vaya mierda de regalo que me han dado.

- Entonces me das la moneda?- preguntó  Alicia, deseando cambiar el chaleco de la Fnac (aunque ni siquiera le pertenezca a ella).

-Quita, puta! para ser una mierda, igual me sirve. me la quedo

Creo que no han notado lo mucho que me duele ese regalo. levanto la vista, ignoro al personal y me voy de la habitación antes de que empiecen a llorar mis ojos.

Necesito un sitio libre de gente para desahogarme. Miro por todos lados y me quedo con una habitación que estaba bastante desmejorada. Ni siquiera tenía número en la puerta.

Estaba abierta y aquello podría ser perfectamente el festival de las arañas de tanta telaraña y polvo. Me acerco a la cama y me siento. Empiezo a toser ante la polvareda que se levanta. Si llego a ser un poco alérgico, muero allí mismo.

Abriendo cajones por puro cotilleo y distracción, evitando las emociones, descubro una carpeta y en ella una lista de lo que parecen ser todos los huéspedes del Hotel. Los que han muerto están tachados. Un momento, ¿yo estoy tachado?

No me da tiempo a reaccionar cuando noto un movimiento detrás mía y logro esquivar lo que parece ser un paraguas bastante afilado. Caigo de la cama, mientras aquella sombra salta sobre ella para volver a intentar el apuñalamiento. Intento levantarme pero logra clavarme la punta del paraguas cerca del tobillo derecho. Joder.. Que dolor. ¿estoy pensando en todo lo que me está sucediendo como si de una novela se tratara? ¿Incluso cuando me están intentando matar?

... Vale. Ese monólogo interior me ha costado otro apuñalamiento; Me ha dado en el estómago. Genial. Ahora duele más.En las pelis de miedo siempre hay cosas que tirarle al asesino, siempre tienen fuerza para levantarse y luchar por su vida, siempre...

...Y lo último que escucho es el sonido de la moneda brillante y plateada, rodando por ahí, cubierta por mi sangre.

Podría sonreir por la poesía de ese momento.


Juanfra

1 comentario:

  1. VIVA! VIVA!

    QUÉ CAPITULAZO!!! y mira que no salgo yo de special guest starring.. eh!! pero madre mía que intesidad!!!

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